Caminando por la calles del barrio de Akihabara me encontré con este curioso lugar que parece prometedor, así que sin dudarlo he entrado.
En este curioso sitio, literalmente, uno paga para que un distinguido felino le dé el privilegio de prodigarle un par de caricias. Es un lugar que a mi parecer resulta muy exótico por el hecho de tener justo a la altura de mi cabeza a un importante miembro del establecimiento disfrutando un pequeño rato de esparcimiento. De verdad que no podía dejar pasar esta oportunidad dado mi gran gusto por los gatos.
Acostados en distintos lugares, estos miembros de la realeza siguen con la mirada todos mis movimientos y he terminado por pedirles un saludo para nuestros amigos en México, cosa que ellos cumplen en silencio al mostrar su belleza en todo su esplendor.
El primer gato que hemos conocido tiene una bonita máscara café, con casi todo su cuerpo color blanco. Se encuentra a punto de tomar una siesta para reposar de su ardua labor de ser un gato. Volteando un poco podemos encontrarnos con dos importantes personajes que, desde lo alto, vigilan a cada uno de sus clientes y un poco más abajo, un lindo jovencito café atigrado rehúye de la cámara para no dar entrevistas. En el suelo podemos observar aun gato muy parecido al famoso actor que es “Pelusa” de Stuart Little y de nuevo, en unas pequeñas plataformas altas nos encontramos con un señor muy dormilón al cual es mejor no molestar. Varios de ellos parecen interesados pero desentendidos de lo que estoy haciendo, así que prefieren permanecer observándome desde sus lugares de descanso. Un poco más al fondo más de estos personajes se encuentran recibiendo un poco de comida como agradecimiento por su destacable presencia en el local que tiene una decoración muy adecuada a la finalidad de brindar comodidad y espacio no solamente a los felinos sino también a los clientes, quienes se encuentran muy felices de tener a estos orgullosos animales cerca de ellos.
Finalmente una linda pareja con unos impactantes ojos amarillos me escoltan hasta la puerta para despedirme.
No importa cuántas veces venga a Tokio, siempre que camino por sus calles me llevo sorpresas como esta y hace que en mí surja un deseo irrefrenable de regresar y les prometo que así será.
Desde Tokio, en el barrio de Akihabara
Carlo Viajero
Proyecto Travel With Me MX